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Volver con sentido: diseñar desde lo humano

  • Foto del escritor: Cris Blasquiz
    Cris Blasquiz
  • 1 ago
  • 2 Min. de lectura

He estado un tiempo “desconectada” del blog y de Instagram. Durante este periodo, he estado cuidando de quien más me necesitaba. Y hoy, al escribirlo, me siento profundamente orgullosa de haberlo hecho.También me hace reflexionar sobre cuántas personas no tienen esa posibilidad: la de parar, cuidar, respirar. Vivimos en una sociedad que prioriza lo económico sobre lo esencial, donde el tiempo y el cuidado parecen un lujo. Pero ese es un tema que da para varios posts… así que por ahora, lo dejo aquí.


Quiero hablarte de por qué y cómo decidí crear mi estudio.

Desde el principio, tuve muy claro qué tipo de empresa quería construir: Un estudio humano, cercano, donde se trabaje desde el respeto y la autenticidad. Un lugar donde el cliente, el proveedor, los colaboradores y todo el equipo se sientan escuchados y valorados. Una empresa donde las relaciones sean honestas, donde prime el “buen rollo” y el trabajo bien hecho.

Siempre he pensado que equivocarse es humano, pero ser responsable es lo que marca la diferencia.Para mí, eso es parte de ser buena profesional: asumir, informar, acompañar.


No todo vale

Estos días leía un fragmento del libro Viajar ligero, de Gabriele Romagnoli. Contaba cómo le alquilaron un piso en Manhattan anunciando “vistas espectaculares”. En realidad, lo único que se veía era el reflejo de la Estatua de la Libertad en un espejito estratégicamente colocado en la cocina. El autor concluye: “Las palabras son lentes rosas”.

Este detalle me hizo gracia… y me hizo pensar. ¿Todo vale para vender? ¿Podemos crear expectativas irreales solo para lograr un propósito?


En mi sector, muchas veces se evita contar toda la verdad desde el inicio. Pero yo siempre digo lo mismo en la primera visita: No existe obra sin imprevistos.

Cuando trabajamos con espacios, con personas, con reformas, siempre hay detalles inesperados. Lo importante no es evitar los problemas, sino estar presentes, comunicarlos con claridad, acompañar al cliente en cada etapa.


Diseñar con sentido

Un buen proyecto comienza escuchando al cliente. Después, diseñamos un espacio que cumpla el mayor número posible de sus deseos y necesidades. Y por último —pero no menos importante—, estamos a su lado durante toda la obra. Informando, resolviendo, cuidando los detalles.


Mi pasión es crear armonía. Visual y funcional. Espacios que se vivan y se disfruten. Y cuanto más tiempo llevo en este sector, más lo disfruto. Cada día aprendo. Cada día me siento más agradecida por poder dedicarme a lo que amo.


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