La visión personal: el valor del interiorista.
- Cris Blasquiz

- 2 ago
- 2 Min. de lectura
En los últimos meses hemos sido testigos de un avance sin precedentes en la tecnología, especialmente en el ámbito de la inteligencia artificial (IA). Desde herramientas que generan imágenes hiperrealistas hasta asistentes capaces de planificar espacios interiores con gran precisión técnica, la IA ha entrado de lleno en el mundo del diseño.
Como interiorista, no estoy en contra del uso de nuevas tecnologías. De hecho, creo que pueden ser una herramienta útil y complementaria si se utilizan con criterio. Pero también creo firmemente que el diseño es un arte. Y el arte, por definición, es profundamente humano, emocional e intransferible.
La IA puede imitar, pero no puede sentir
La IA puede analizar tendencias, proponer paletas de colores armoniosas o distribuir muebles de forma funcional. Pero lo que no puede hacer —ni podrá— es sentir. No puede captar la energía de una persona al entrar en su casa. No puede leer entre líneas cuando un cliente expresa lo que necesita sin saber cómo decirlo. No puede interpretar la historia de vida, los matices emocionales o la sensibilidad estética que forman parte del alma de cada proyecto.
Cada espacio que diseño está impregnado de una parte de mí. No solo aplico conocimientos técnicos o referencias estilísticas; aplico mi intuición, experiencia y sensibilidad artística. Es esa visión personal la que da identidad a cada proyecto y la que hace que un espacio no solo sea bello y funcional, sino también significativo para quien lo habita.
La IA puede ser una herramienta de apoyo, pero no debe convertirse en un sustituto de la visión del interiorista. Puede ayudarte a explorar nuevas ideas, optimizar procesos o visualizar conceptos. Pero si dejamos que haga todo el trabajo creativo por nosotros, corremos el riesgo de perder nuestra esencia como diseñadores.
La innovación es bienvenida, siempre que no anule lo más importante: nuestra capacidad de crear con emoción, propósito y humanidad. El diseño no es solo resolver un espacio, es contar una historia a través de formas, colores, texturas y emociones. Y esa historia solo puede nacer de una mente y un corazón humanos.







Comentarios